jueves, 19 de noviembre de 2009

UN RECONOCIMIENTO.


He estado conversando con uno de tantos pequeños empresarios que durante muchos años ha conseguido fabricar y comercializar cierta maquinaria diseñada por él mismo. Con muchísimo esfuerzo, llegó a reunir a un número importante de empleados para compartir el trabajo y sus beneficios. Actualmente sólo trabaja con su hijo y un par de operarios, y no sabe hasta cuándo podrá aguantar la crisis.

Representa al trabajo que ha sido capaz de crear riqueza, un trabajo con un elevado valor añadido. Por alguna razón ahora no somos capaces de hacer lo mismo, y deberíamos pensar cuál es la razón, porque uno de los problemas más importantes de la economía española de nuestros días es el bajísimo valor añadido de los productos que generamos.

Es verdad que la tecnología de su trabajo ha quedado obsoleta. La presión del trabajo diario le hizo relegar algunas cosas para demasiado tarde y no ha realizado la inversión necesaria para seguir el ritmo del mercado. Pero sabe que tiene que cambiar esta situación, porque no va a esperar a tener que cerrar por no disponer de los medios productivos necesarios. En esta situación, busca el camino más sencillo: externalizar servicios. Hace tiempo que subcontrata la fabricación de la mayor parte de las piezas que monta en sus máquinas, y por supuesto también la contabilidad de la empresa y servicios financieros, pero hasta ahora no había sido capaz de encontrar el modo de subcontratar los trabajos de su oficina técnica. Construye algunas máquinas que no le terminan de convencer, porque en su día compró el diseño a otro fabricante, y no está en condiciones de ponerse a dibujar planos en el tablero como hacía hace años. Lo importante es que tiene la idea en la cabeza de lo que habría que modificar, basado en un montón de experiencia, y es suficiente con llevarlo a cabo. Gracias a VECTOR, Servicios de Ingeniería Mecánica, ahora puede dar el paso, porque no le supone un gran esfuerzo: se puede ir trabajando poco a poco mientras la crisis apriete mucho, y tener avanzada la solución para cuando la situación sea un poco mejor.

Estamos convencidos de que dando apoyo a estas empresas conseguimos que no desaparezcan unos puestos de trabajo que todavía se pueden salvar, y empujamos entre todos un poco a la economía productiva real.

martes, 3 de noviembre de 2009

A vueltas con la educación.


Ahora que se está fraguando el sistema educativo para los próximos años, me parece un asunto lo bastante interesante desde el punto de vista de la empresa, como para dedicar alguna reflexión más a este tema.

En cuanto a la formación que han de recibir los futuros ingenieros, escribí algo en un post anterior. Profundizando poco más sobre los conocimientos que poseen los recién titulados en la especialidad, se observa claramente la carencia de capacidades básicas, demasiado habituados a la utilización de fórmulas de manual y con poca base teórica. Lo peor es que la escasa base teórica no se ve sustituida por mayor base experimental, en la cual siguen siendo tan poco diestros como lo éramos generaciones anteriores. Tampoco ayuda el conocimiento de idiomas -limitado al inglés-, pues en muy pocos casos son capaces de mantener una conversación con un técnico de otro país (¿y de qué hablarían si supieran inglés, puesto que tampoco conocen la técnica?).

Las empresas necesitan personal bien cualificado en toda su estructura. Ni siquiera el tipo de “peones” que últimamente se habían impuesto como mano de obra barata ha reportado beneficios, y parte de la baja productividad actual tiene su origen en esta realidad. No es necesario estudiar más años, pero durante el periodo formativo deberían consolidarse herramientas básicas de las que estos nuevos titulados carecen con frecuencia: no se pueden tolerar ni la escritura con faltas de ortografía e incapaz de transmitir una idea de manera comprensible, ni la dificultad para comprender las instrucciones de un manual o para trabajar a nivel aritmético y progresivamente la carencia de bases en cada paso de la formación que se supone. No ganaremos nada con tener cada vez más titulados si el título no asegura que se han adquirido ciertas capacidades.