lunes, 24 de agosto de 2009

Externalizar para superar la crisis.

En la última gran crisis se evidenció que las empresas no deben intentar abarcar todos los aspectos involucrados en su funcionamiento. Hay muchos factores que lo desaconsejan, aunque los más importantes son los más evidentes.

La empresa es una organización dedicada a producir un elemento concreto, algo para lo que tiene normalmente una gran capacidad, experiencia, conocimientos... know how. Lo que no tiene por qué tener es el mismo grado de control de todos los procesos que necesita para obtener el producto final. Ello requiere el trabajo de especialistas que resulta demasiado caro mantener en plantilla cuando en realidad su quehacer “especial” no es la esencia de la empresa.

Este análisis ha llevado prácticamente a la totalidad de las empresas de fabricación a subcontratar total o parcialmente los especialistas que se encargan del márketing, de la contabilidad y asesoría fiscal o laboral, la fabricación de piezas por métodos cada vez más sofisticados, los servicios de informática, logística, etc. El resultado no ha podido ser mejor, ya que permite que la empresa se concentre en su actividad, mientras los especialistas necesarios a su vez se concentran en realizar el trabajo que saben hacer para diversas empresas, mejorando la productividad en todos los sentidos.

No ha sido necesario pensar mucho para ver cuáles son los elementos que todavía se pueden subcontratar para llegar a la conclusión de que el montaje de los elementos cuyos componentes ya se han fabricado en empresas externas es uno de ellos, así como los departamentos de Calidad y la Oficina Técnica.

Igual que en otros casos, ha sido necesario vencer el “miedo” a perder la privacidad de la propia empresa, a que mostrando el diseño de los elementos o la documentación atesorada durante años, cualquiera vaya a copiar los productos propios. Pronto nos hemos dado cuenta de que la empresa sigue siendo quien controla la información que le interesa divulgar y la que no –igual que sucede en el área financiera o de fabricación-. Ello, junto con las medidas contractuales que siempre pueden convenir, ha dejado el camino libre a un tipo de empresa cada vez más libre y productiva, induciendo a su vez a la formación de empresas auxiliares para la realización de trabajos de naturaleza distinta.

Por ejemplo, si una empresa se dedica a fabricar un cierto tipo de motores, es lógico que tenga muy en cuenta el precio de los materiales, el cuidado con el que cada componente se ha fabricado, los pequeños detalles de montaje que harán que el funcionamiento sea seguro durante toda la vida del producto, el modo que empleará para llegar hasta los clientes... ¿necesita tener un técnico que actualice una dimensión en un plano o realice una modificación para producir las piezas de otro modo?. Ya son muchas las empresas que han decidido que no.

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